lunes, 3 de junio de 2013

Siempre a tu lado

Nunca lo he escondido. Nunca lo haré. Me da igual que el Real Murcia esté en Primera, en Segunda A, en Segunda B, en Tercera. Me es indiferente que juegue contra el Real Madrid o que juegue contra el Mar Menor. Hoy la gente se ríe de mi por ser del equipo que soy. Hoy, más que nunca, hoy no me escondo y luzco el escudo pimentonero. ¿Por qué soy del Murcia os preguntaréis? Porque es lo más bonito que hay.

Ayer viajé a Alicante, en el que era mi primer desplazamiento para acompañar al equipo de mi tierra, y me di cuenta de lo bonito que es ser del Murcia. Cuántas anécdotas contaron los viajeros veteranos. Que si los baños del campo del Jaén, que si peleas antiguas en Alicante, que si Loreto... En definitiva, historias que recuerdan con cariño y que cuentan para que te sientas partícipe de ellas. ¿Qué no os conformáis? Comentaron también el dramático descenso en Girona en el último segundo, de penalti que se le escapa a Alberto Cifuentes. Y con esa historia, el ascenso de Lugo, esa alegría de cientos de granas abrazándose en el Anxo Carro por primera vez en su historia, celebrando que volvíamos a Segunda en tan sólo un año.





Y es que, ser del equipo pequeño, del que sufre, es ser más que de un equipo. Es ser de una familia. Una familia en la que hay peleas, claro, como en todas, pero que un gol de tu equipo hace que corras a buscar a esa persona con la que tenías algún roce para abrazarte con él. Apoyar al equipo de tu tierra tiene estas cosas, pero si además, el equipo de tu tierra no es un equipo mediático, significa que puedes encontrarte al delantero en la tienda oficial del club, que puedes ver al portero paseando por Murcia, como uno más, que puedes ver al entrenador y tomarte un café con él, que, en definitiva, puedas sentirte como uno más de la plantilla, como una más del club. Y esto es algo, que no tendrán nunca los aficionados del Real Madrid o del FC Barcelona, entre otros.

Por estas cosas elegí ser lo que soy. Soy del Real Murcia. Y lo digo hoy, día después de descender, con toda la seguridad de que nos levantaremos, de que regresaremos a nuestra categoría y que de ahí tornaremos a lo más alto, pero esta vez para quedarnos, para disfrutar. No me da vergüenza decirlo. Siempre Real Murcia, #VOLVEREMOS.




lunes, 1 de abril de 2013

Palabra de ateo


Increíble. La pasión con la que la gente 'vive' la Semana Santa es eso, increíble. No me podía imaginar ésto hasta que realmente he estado involucrado. No, no he trabajado como otros. Solamente he portado un trono, acompañado por personas, pero me ha servido para abrir los ojos y ver lo que significan los pocos días del año en que creyentes, ateos y escépticos se unen para disfrutar de noches cargadas de magia, emoción y sentimiento.

Nunca he creído. Siento si decepciono a alguien, pero es así. Cuando era pequeño no salía de casa para ver las procesiones, no iba a ningún evento de la fe , ni tenía intención de hacerlo. Pero todo el mundo crece, yo inclusive. Y aunque mis ideales siguen siendo los mismos, me he visto involucrado en una serie de eventos religiosos, que me han hecho mirar el 'otro lado' con otros ojos. Quizás no exista Dios. Que fue un invento de los romanos por su miedo a la muerte. A lo mejor sí existió un hombre bueno que hizo todo lo que dicen los apóstoles. El caso es que real o no, me he dado cuenta que la fe es muy fuerte y aunque no mueva montañas, sí puede sensibilizar corazones ajados como el mío. Ver a gente llorar porque la lluvia impidió que se realizase la procesión al completo, o simplemente, porque se acabó, bastó para concienciarme de que no merecen ser el blanco de risas inútiles. 

Doy gracias a la gente que ha confiado en mi para hacer de Jesucristo en una obra de teatro y para guardarme un lugar en el trono. Ser costalero es mucho más que apoyar el hombro en el hierro. Tampoco sirve para mostrar tu hombría a todo el que te ve. Sirve para disfrutar con tu pueblo de horas extraordinarias, que para mi, ya es uno de los recuerdos más bonitos que tengo. 

Sólo queda esperar. Un año. Parece mucho, pero ya queda un día menos. Gracias de corazón.