viernes, 18 de marzo de 2011

A MIS ABUELOS.

Tu piel es una fuente de lágrimas
y un campo de espadas
que preñan y cortan el seco pastel de la tierra.
Tus manos son el crisol donde se han forjado
amaneceres de escarcha
y soles en su cima de piedra.
Tu corazón late con fuerza,
y cada latido es un cincel
para seguir esculpiendo la tierra.
Mientras, te miran las flores silvestres
y te vigilan estrellas silenciosas
que se peinan en el espejo del agua
cuando riegas por la noche
apagando el fuengo de sus grietas.
Sobre tu cabeza un perfume de espinas
de mil colores aromáticas.
Son tus compañeros la mula, la hoz y el arado,
la semilla de hogaño, el agua del manantial
y el aceite para la lámpara de tus sueños.
Tú, hacedor de milagros.
Tú, mago que del erial haces labrantío de chistera
con unas gotas de lluvia, con esperanza,
con sudor, con amor y con tierra.
Vaya hasta ti mi fe y mi homenaje
y mi pan de cada día.
Tú, testigo de tantos luceros.
Tú, enamorado de mujer y de tantas lunas.
Tú, padre y abuelo vigilante
como vigila el lobo a su camada.
A ti que me diste el gen de la esperanza,
GRACIAS, MUCHAS GRACIAS.

Ramiro Popa

No hay comentarios:

Publicar un comentario